Estaba haciendo una pijamada con un primo que es más chico que yo. Nos quedamos él, mi hermano y yo en una cama chica, los tres, apretados. Total que más tarde, cómo a las tres, en la madrugada, me desperté por un ruido bastante fuerte, cuando abrí los ojos estaba intentando averiguar de qué sonido se trataba, pero al no reconocer nada, me quise parar y no pude, de repente sentí una parálisis de todo el cuerpo, no podía hablar, mi moverme, solo podía mover los ojos. A unos cuantos segundos o minutos de eso (no estoy muy consciente del tiempo), mi primo me empezó a hablar espantado preguntando que me estaba pasando, se puso muy tenso, justo en ese momento empezamos a escuchar que tocaban las puertas de mi casa; teníamos dos, una en la cocina y otra en el cuarto; pues estaban tocando ambas puertas, se escuchaban las voces de tres señoras gritando: “Déjenos entrar, nos vienen persiguiendo, déjenos entrar, nos van a atrapar”, al mismo tiempo que golpeaban la puerta demasiado fuerte, a veces no se alcanzaba a entender todo lo que decían. La verdad aunque pensamos en abrir o siquiera asomarnos por la ventana, me seguía siendo imposible moverme y hablar, después de un rato los gritos se calmaron y por fin me pude mover. Mi primo vivió toda la experiencia conmigo y aunque el si podía articular y hablar, el miedo no lo dejo. Por la mañana, cuando contamos lo sucedido, todos aseguraron no haber escuchado nada. La verdad aún le doy vueltas al asunto y, no le encontré una explicación lógica; para empezar vivía en una tipo vecindad, y ese día no había ningún vecino en su casa, todo estaba obscuro y el zaguán de la entrada lo cerramos con doble llave por la seguridad. Todo se escuchaba ahí, cualquier ruido se podía distinguir bien y más a quienes subían hasta arriba, el último piso que es donde yo me encontraba. Jamás se escuchó nada más que los ruidos que ya mencioné.