Esta historia me sucedió un día que veníamos mi papá y yo en el metro, en la línea de Tacubaya, era en la noche, alrededor de las 10, se subió un niño perdido de aproximadamente 4 años, llorando y llamaba a su mamá, mi papá y yo nos preocupamos y nos acercamos a preguntarle dónde estaba su mamá y nos dijo la estación en donde supuestamente estaba.
Se nos hizo muy extraño que estuviera sólo, nos bajamos en esa estación, creyendo que estarían sus familiares esperándolo preocupados. Nos bajamos y le hablamos a un policía y le preguntamos si sabía algo sobre los padres del niño, le contamos que lo habíamos encontrado y que no dejaba de llamar a su mamá.
El policía nos dijo que no habían reportado a ningún niño desaparecido, y que, por la hora, si lo hubieran reportado ya habría mucha movilización. Yo tenía al niño tomado del brazo y sentía su manita pero no se sentía fría, al contrario, se sentía muy calientita para la hora que era y la vestimenta que traía (short, playera y unos tenis), ya que hacía frío.
Cuando íbamos a voltear a verlo, el niño me soltó y se fué corriendo hacia las vías y se aventó, el policía comenzó a silbar y a gritar porque estaba preocupado por el niño que se había aventado, pero al momento de asomarnos ya no estaba, desapareció frente a nuestros ojos, sólo se escuchaba su llanto pidiendo a su mamá.
El policía se puso a rezar y nos acompañó a nuestra estación, nos platicó de historias de niños desaparecidos en el metro y de almas atrapadas en los túneles, nosotros ya mejor evitamos lo más posible usar el metro por la noche, a veces me pregunto que hubiera pasado si yo hubiera ido sólo ese día.
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