Alrededor de mis veinte años me encantaba salir por la noche con mis amigos y llegar de madrugada, lo normal a esa edad. Vivía con mis abuelitos y ellos nunca me daban permiso de salir por las noches. Ellos tenían otras costumbres y no era correcto salir hasta tarde en esos tiempos y lo que hacía era que me iba temprano diciéndoles que me quedaría a dormir con mi mamá, ella vivía cerca y algunas veces sí me quedaba a dormir con ella.
Una noche después de regresar de una fiesta efectivamente iba a llegar con mi mamá (ella si me daba permiso de regresar tarde) bajé del coche de unos amigos a contra esquina del departamento donde vivía mi mamá. Al salir escuché una carcajada de una mujer, pensé que era alguien que andaba de fiesta igual que yo y no le presté importancia (no había tomado esa noche) como era un lugar céntrico había movimiento, pero no veía a nadie cerca de mí. Cuando iba subiendo al depa las escaleras estaban en completa oscuridad y justo detrás de mi en la penumbra, pasando el último descanso de las escaleras antes de abrir la puerta de nuevo escuché la carcajada pero esta vez detrás de mi.
Abrí como cuando te andas haciendo del baño y me fui corriendo al cuarto, mi mamá estaba asustada preguntándome qué había pasado y yo… Pues nada, que ya no voy a andar de callejera nunca más.
Y pues sí, si dejé de salir tan tarde, después de ese susto decidí que mi vida callejera ya no era para mí, adiós a las noches de juerga y hola a las veladas acogedoras con mamá!
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