Cuando era niño mis papás compraron un terreno junto a una capilla, querían construir su casa, no tenían mucho dinero así que ahorraban y construían un poco, el terreno aún lo estaban pagando, entonces estaban construyendo muy despacio. Los fines de semana íbamos mis papás y yo a desmontar la hierba, a llevar material y ayudar un poco para que fuera tomando forma la construcción.
Un día mi papá me mandó a limpiar una esquina del terreno con el pico, y al estar escarbando, salió un cráneo de la tierra, yo me asusté, tenía alrededor de 8 años, corrí con mi papá y le dije que había un esqueleto donde estaba escarbando, fuimos a la esquina del terreno y mi papá me dijo que no me acercara, fue y vió el cráneo y regreso y me dijo que era un animal, siguió escarbando y después platicó a solas con mi mamá. Regresaron y nos dijeron que era hora de irnos, recordé ese esqueleto por mucho tiempo.
Pasaron los meses y un día los albañiles le dijeron a mis papás que no seguirían trabajando en la construcción de la casa, mi mamá les preguntó porqué, ellos le contestaron que aparecieron más huesos y que ya no trabajarían ahí. Yo preguntaba porqué ya no iban los albañiles pero mis papás me regañaban por preguntar o por escuchar sus platicas cuando hablaban de la construcción.
Mucho tiempo después de que los albañiles dejaron de ir mi mamá fue con el padre de la capilla y le comentó lo que pasaba, el padre le dijo que muchos años atrás ese terreno había sido un panteón y que no entendía porqué le habían vendido ese terreno. Fue y bendijo la casa a medio terminar, pero nunca nos mudamos ahí porque había mucha actividad paranormal, y en general el ambiente se sentía muy pesado, todo esto me lo contó mi mamá muchos años después, ya cuando estaba yo más grande.
Han pasado más de 20 años y el terreno con la construcción siguen deshabitados, mis papás ya no terminaron la casa y que bueno porque creo que no me hubiera gustado vivir ahí.
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