Un amigo mío me contó varias experiencias que ha tenido como enfermero nocturno y paramédico; la que más me impresionó fue la presencia inexplicable en el hospital de una niña jugando a medianoche.
Él se había quedado de guardia en el turno de noche un sábado, había muy pocos pacientes internados en el piso que le había tocado y solo estaban él y una enfermera a cargo de ese piso, ya eran casi las tres de la mañana cuando su compañera se metió a dormir un rato al cuarto de descanso; él se dirigió a una de las habitaciones a revisar a una paciente ancianita que estaba grave, cuando estaba ya en la habitación checando a la paciente de pronto escuchó que rebotaban una pelota y pensó que eso era imposible pues el área de pediatra quedaba en otro edificio del hospital, además ¡Eran las tres de la mañana! entonces salió al pasillo y vio a una niña vestida con leotardo, mallas, alas y antenas rojas rebotando una pelota roja también dice que por unos segundos quedó en “Shock” por tan tremenda impresión y luego cuando caminó para acercarse a donde estaba la niña ésta corrió por el pasillo y se metió a una habitación que supuestamente estaba vacía y cerró la puerta, cuando él llegó y quiso abrir la puerta para entrar ésta estaba cerrada por dentro con seguro, entonces escuchó como la niña se reía y volvía a rebotar la pelota. Le dio un miedo que erizó su piel y fue a buscar a su compañera al cuarto de descanso, ésta seguía durmiendo. Nunca supo que era lo que en realidad había sucedido.
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