Cuando mi esposo y yo nos casamos vivíamos en las orillas de la ciudad y para movernos a cualquier lado hacíamos mucho tiempo de traslado.
Mi esposo trabajaba en México entonces, se tenía que ir a las 3 de la mañana para poder llegar a las 7 o antes esa era su hora de entrada, entonces pues como le quedaba lejos la parada de camión pues a veces a esa hora los taxis no querían llevarlo por la inseguridad, y me decía oye pues llévame rápido en la moto y yo lo llevaba aunque también me daba miedo, porque no me sentía segura, pero pues si se me hacía feo porque todavía a él le faltaba tres o cuatro horas más de camino así que lo dejaba en la parada y todo bien.
Un día que lo lleve en el camino sentía una sensación rara como si alguien me siguiera y volteaba y veía por los espejos y, pero al llegar a la esquina de mi casa, volví a ver hacia atrás y vi una multitud de caballos y hombres así vestidos como en la época de antes, como los revolucionarios, esto se me hizo muy raro, volví a voltear y entonces observé que tenían como carabinas y a caballo, pues me asusté y aceleré y mi mamá ya estaba esperándome con la puerta abierta, sudé frío y desde ahí jamás lo volví a llevar a esa hora y no lo soñé por qué yo escuché como hablaban entre ellos, lo que alcancé a escuchar es que decía uno de ellos que tenían que seguir su camino, qué desalojaran el lugar porque tenían que llegar al siguiente pueblo. Pero de verdad es algo que nunca se me va a olvidar porque la vestimenta pues es algo que no se ve en nuestros días aparte nadie anda a caballo ni armado con ese tipo de carabinas, desde que me enfrenté a los revolucionarios en el camino, me da miedo hasta ver las fotos de Emiliano Zapata.