Hace algunos años me fuí a estudiar a otro estado, al momento de buscar lugar dónde vivir no investigué mucho sobre el departamento sólo lo indispensable : costos, seguridad y que estuviera céntrico. Nunca investigué si tenía secretos en mi ventana.
El departamento estaba en un tercer piso, las ventanas eran grandes y tenían una cornisa. Un domingo que no tenía nada que hacer y estaba aburrida (vivía sola) me fui a asomar a la ventana porque el viento soplaba muy rico. Después de un ratito ahí, empecé a inspeccionar la ventana y descubrí qué en la cornisa había una cajita de madera. Mi naturaleza super curiosa me obligó a montarme por la cornisa para agarrar la cajita. Entré al depa y abrí la caja.
Tenía una invitación de boda, un arreglo de boda para el cabello, un cofrecito qué tenía unas arras y un par de anillos de matrimonio. Después de inspeccionar totalmente la caja la cerré y la dejé sobre la mesa de la cocina, se vino el lunes y me olvidé de ella. Tres días después soñé con una mujer en ropa deportiva, de cabello corto, teñido como color cobrizo y me pidió que dejara sus cosas donde las había encontrado.
Al abrir los ojos por la mañana, la ventana de mi cuarto estaba cerrada (siempre la dejaba abierta) y sonaba como si afuera hubiese mucho viento. Pero el árbol de enfrente no se movía. En el depa se sentía el ambiente pesado. En cuanto me levanté fui a poner la cajita donde la había encontrado. Después de eso ya nada volvió a pasarme, pero un par de meses después me enteré que ahí había vivido una mujer que se iba a casar pero su vida había terminado antes de llegar el día de la boda, así que le ofrecí luz y no volví a tomar sus cosas. Esto que me sucedió terminó siendo una lección sobre la importancia de seguir mi intuición.
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